nuestro, y ayudarnos a valorar y aprender a manejar e invertir adecuadamente, todo lo que nos ha dado. Tenemos que reconocer que nos lleva tiempo aceptar esta verdad bíblica de que no somos dueños absolutos de todo lo que poseemos, y más nos cuesta que esta verdad llegue a ser una experiencia que controle, oriente y dirija nuestra vida. El concepto puede ser rápidamente recibido y aceptado mentalmente, pero su aplicación y obediencia en la vida práctica es más costosa y en muchos casos sólo se produce
Page 67